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La Quelatoterapia es una terapia que forma parte de las estrategias usadas para luchar contra las enfermedades cardiovasculares y el envejecimiento.
Consiste en la administración oral, sublingual o intravenosa de agentes quelantes como el Acido Etileno Diamino Tetracético (EDTA), el Acido 2-
El EDTA, extrae los metales acumulados en lugares anormales del organismo (donde actúan nocivamente acelerando la producción de radicales libres) y los elimina por la orina. Esta acción ayuda, después de un tiempo razonable, a parar el progreso de las enfermedades relacionadas con la producción excesiva de estas moléculas altamente inestables que, como algunos estudios realizados recientemente parecerían indicar, son la condición subyacente más importante en la mayoría de las enfermedades degenerativas comunes de la vejez, especialmente aterosclerosis pero también otras.
La tregua lograda en este proceso destructivo le da al cuerpo el tiempo que necesita para iniciar el proceso de curación que posteriormente restaurará el flujo sanguíneo por las arterias dañadas. La duración y eficacia del proceso depende del estado de salud inicial del paciente, del grado de cumplimiento que da a las indicaciones relacionadas con su régimen alimenticio, suplemento de nutrientes, ejercicio, eliminación de tóxicos como tabaco y alcohol y de los cambios que logra implementar en su estilo de vida.
Los beneficios que se pueden lograr con esta terapia son generalizados y abarcan todo el cuerpo. Se obtienen fundamentalmente al tratar directamente las causas de la enfermedad. La mejoría, por lo tanto, alcanza todos los vasos sanguíneos desde los más grandes hasta las arteriolas más pequeñas y capilares que son, en general, las más dañadas. A medida que la química interna de las células tiende a normalizarse, la regulación corporal de calcio y colesterol mejoran. El flujo sanguíneo a los órganos dañados aumenta. Los síntomas y, por consiguiente, la necesidad de medicación disminuyen. Y, lo que es más importante, la calidad de vida mejora enormemente, en general, en un porcentaje global que varía entre el 75% y el 90% de los pacientes tratados.